TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE
LESIÓN DE LIGAMENTO CRUZADO ANTERIOR

Puede que ocurriera, como es frecuente, haciendo deporte. O puede que no, porque no lo es menos que ocurra en el trabajo. "Se me fue la rodilla al saltar de la furgoneta", "me resbalé sobre el suelo todavía mojado" o "se me enganchó el pie con un palé y giré". Sea como fuere y en todo caso, lo que te ha ocurrido ha sido que ha habido un movimiento descontrolado que ha desestabilizado tu rodilla llevándola a unos grados de movilidad superiores a los suyos naturales, y eso ha puesto sus estructuras en una tensión excesiva que las ha lesionado. Exactamente lo mismo que ocurre en el conocido esguince de tobillo pero en la rodilla, una articulación con otras características anatómicas.

Por ello, cuando ha ocurrido un mecanismo así, es necesario realizar un correcto diagnóstico para averiguar cuáles de sus estructuras se han visto afectadas, ya que dependiendo de cuáles sean el abordaje terapeutico que necesites será diferente. Este diagnóstico se realiza mediante test ortopédicos y pruebas de imagen, y no puede ser realizado únicamente mediante éstas últimas. ¿Por qué? Por un lado, porque aunque actualmente contamos con pruebas de alta definición como la resonancia magnética, estas imágenes necesitan ser interpretadas por un profesional y, por tanto, existe un componente subjetivo. No son fotografías sino cuadros abstractos, y por ello esta interpretación puede diferir entre observadores. Y, por otro, porque estas imágenes no nos informan del grado de competencia funcional de estas estructuras. Es decir, de cómo continuan o no estabilizando la articulación después de ocurrir la lesión.

En tu caso, has lesionado el Ligamento Cruzado Anterior (LCA): una de las más frecuentes. Situado en el centro de la rodilla, estabiliza el movimiento anterior de la tibia así como sus giros e inclinaciones. Puedes haber sufrido:
  • Una distensión
  • Una rotura parcial 
  • Una rotura completa.
 Las roturas parciales y completas son las más frecuentes y, cuando ocurren la capacidad de cicatrización es muy limitada.
Así que a partir de ahora inicias tu camino de recuperación con dos objetivos principales:

Reparar las estructuras lesionadas y que tu rodilla vuelva a ser estable
Puede que no te preguntes esto porque lo achaques a la casualidad, la mala suerte o a la genética. Pero hay algo que debes conocer: igual que si tienes muchas papeletas para un sorteo tienes muchas probabilidades de que te toque, en las lesiones de rodilla hay unas papeletas que se llaman los factores de riesgo. Es decir, ciertas características de tu cuerpo o del entorno que pueden hacer también que tengas muchas probabilidades de lesionarte (o incluso de volverte a lesionar una y otra vez). Algunos factores de riesgo no son modificables y otros sí.

¿Y por qué debes conocerlo? Para ser consciente de que en tu programa de recuperación el trabajo de aquellos factores de riesgo presentes en tu caso y que sean modificables debe ser incluído. Si no, el tratamiento será incompleto y volverás a tu actividad habitual con las mismas probabilidades de que puedas volver a sufrir una desestabilización, e incluso aumentadas, porque se suma ahora un nuevo factor de riesgo: la lesión previa. Es por ello que debes tener en cuenta que:

Volver a tu nivel prelesión no es suficiente ni el objetivo

Lo peor de lesionarte una rodilla es volver a lesionarte. Frecuentemente las personas que han sufrido una primera lesión vuelven a tener una recidiva, metiéndose en un bucle tortuoso de nefastas consecuencias. Por ello debes conocer que se puede y se debe trabajar para que esto sea evitable. Primero recuperándote de las consecuencias de tu lesión, y luego yendo a las causas: los factores de riesgo. Te mostramos algunos de los modificables más importantes a valorar:

ANATÓMICOS:
  • Ligamento pequeño: un LCA pequeño en relación al índice de masa corporal supone riesgo al no estar éste en proporción a las fuerzas que tiene que estabilizar. En principio puede parecer un factor no modificable, pero dado que los ligamentos se hipertrofian o atrofian al igual que los músculos según la carga a la que se les someta, este es un factor modificable. Por ello, podría denominarse mejormente "adaptación no progresiva al ejercicio". Una práctica de actividad física progresiva y el entrenamiento adecuado reduce este factor de riesgo.
  • Obesidad: de la misma manera, si no es el ligamento pequeño sino grande el peso que tiene que soportar se vuelve a crear esta desproporción. El sobrepeso hace que las fuerzas de desestabilización que tiene que soportar tu rodilla aumenten, y es por ello también un factor de riesgo. También para muchos otros aspectos de tu salud y es, por supuesto, modificable.
BIOMECÁNICOS
  • Flexión dorsal tobillo: cuando la movilidad de alguna de las partes del eje del miembro inferior se restringe, a las otras les toca trabajar más para compensar. Y la rodilla, por su situación de pivote intermedio en este eje, es la ayudante por excelencia. Es por ello que es la que se suele lesionar más frecuentemente. Lesiones previas como esguinces, inmovilizaciones con escayolas o el uso mantenido de calzado con mucha elevación de talón como los tacones pueden provocar rigidez en esta movilidad del tobillo que es la que nos permite, por ejemplo, agacharnos. Si esto se produce, en gestos explosivos como recibir un salto esta movilidad puede agotarse demasiado pronto y la rodilla ir a compensar colapsando en un movimiento exagerado hacia dentro, llamado valgo, que la lesione.
  • Movilidad cadera: de la misma manera, la limitación de la movilidad de la cadera supone las mismas consecuencias para la rodilla. A tener en cuenta si sufres un proceso de pubalgia, lesiones de tipo PINCER/CAM o etc.
NEUROMUSCULARES

  • Baja activación de abductores de cadera: cuanto esta musculatura, que encuadra principalmente a los glúteos, tiene esta baja activación, el eje del miembro inferior puede desplazarse hacia dentro en el famoso colapso en valgo que desestabilice la rodilla. Este patrón de activación es natural en mujeres, por lo que requieren entrenamiento específico, o en cualquier persona que por desequilibrios, desuso o lesiones previas hayan podido sufrir una inhibición de esta musculatura.
  • Desequilibrio del ratio cuádriceps/isquiotibial: estos dos grupos musculares son antagonistas, es decir, realizan acciones opuestas. El cuádriceps produce una translación anterior de la tibia que tensa el LCA, y los isquiotibiales una posterior que lo relaja. Cuando no existe equilibrio entre ambos grupos y el cuádriceps toma protagonismo, esa translación anterior se puede descontrolar suponiendo un factor de riesgo para el LCA. Esto ocurre, de nuevo, de manera natural en mujeres. Pero puede ocurrir también en individuos cuyo grupo isquiotibial se haya atrofiado por lesiones musculares repetidas, como se dan en el caso del fútbol y en otros deportes con aceleraciones explosivas.
  • Aterrizaje con poca flexión de cadera o rodilla: lo que podríamos explicar como aterrizar muy vertical, también llamado "aterrizaje rígido". En este patrón de movimiento la rodilla está cerca de su extensión final, y eso hace que sus ligamentos estén en su máxima tensión. Es por ello que si en este tipo de aterrizajes ocurre un movimiento descontrolado, el margen para llegar a una tensión que lesione sea muy pequeño. Además, al no doblar la cadera el centro de masas no se alinea con ella haciendo que soporte aun más carga.
MATERIAL DEPORTIVO

  • Calzado: altos niveles de fricción entre el calzado y la superficie de juego hacen que aumente el papel del pie como punto fijo en el suelo y, si el pie ve limitada su movilidad como ocurría en los factores biomecánicos, allí va la rodilla a compensar. Se me quedan los tacos clavados, hago un giro y el pie no se mueve, compensa la rodilla. Longitud inadecuada de los tacos, normalmente demasiado largos para la dureza de la superficie, puede aumentar el riesgo de lesiones. Por ello se recomienda un uso apropiado del material, con multitaco o taco pequeño y redondeado en superficies duras como césped artificial y más largos en blandas como el natural.
  • Terreno de juego: de la misma manera, las condiciones del terreno de juego pueden aumentar también este nivel de fricción. Mal regado de campos artificiales que aumentela fricción o un charco de humedad en la pista del pabellón. Mantener instalaciones en condiciones óptimas se hace indispensable para no añadir riesgo de lesiones.
Muchos de estos factores, como hemos señalado, y otros no modificables como son los de tipo anatómico y hormonal afectan más directamente al género femenino. No es de extrañar, por tanto, que las mujeres tengan de 2 a 8 veces más de riesgo que los hombres a la hora de sufrir lesiones de rodilla. Es por ello que si en cualquier caso la valoración y abordaje de factores de riesgo y los programas preventivos en el deporte son importantes, en el caso de la mujer son imprescindibles. El merecido auge del deporte femenino no será real sino se ve acompañado del mismo auge en estos abordajes a la mujer deportista.

Como has podido leer, no es todo una cuestión de mala suerte. Hay mucho trabajo detrás por hacer que se une al trabajo de la ya producida lesión, y que debes hacer para no sólo recuperarte (consecuencias) sino nunca volver a caer (causas). Ser consciente de esto es el primer paso para no meterse en el bucle temido de la relesión, y será tu fisioterapeuta el que valore estos factores y te indique la pauta para trabajarlos.
Entendido. Hubo un movimiento descontrolado que desestabilizó la rodilla. Ya hemos obtenido tu diagnóstico de lesión de LCA y has entendido que, además de tratar la propia lesión, eso incluirá los hacer lo mismo con los factores de riesgo. Pero pueden surgir muchas más dudas respecto a qué hacer ahora, y la principal puede ser:

¿Tengo o no que operarme?

En el caso del LCA lo más frecuente es una rotura parcial o completa. Clásicamente en las parciales se indica un tratamiento conservador, es decir, unas semanas de inmovilización parcial y abordaje de Fisioterapia, y en caso de rotura completa la cirugía para hacer una reconstrucción del ligamento.

Afortunadamente la investigación hace avanzar la practica clínica y, a día de hoy, sabemos que esa decisión no debería ser tomada teniendo únicamente en cuenta este diagnóstico del estado estructural que se realiza basado en una prueba de imagen, normalmente la resonancia magnética. Como ya hemos explicado, estas imágenes no informan también del estado funcional de la articulación. Es decir, de si su estabilidad sigue siendo competente con la parte del ligamento que no se ha roto o incluso con él roto completamente. Y esto ocurre: una rotura completa de LCA y la articulación ser estable, o una rotura parcial y la rodilla ser inestable.

Por ello la pregunta que surge es, ¿operar o no operar? No hay una respuesta absoluta para esta pregunta y se debe individualizar en cada caso. Para hacerlo se hace necesario otro tipo de valoración añadida con test ortopédicos y pruebas funcionales entre otros que midan cómo está la estabilidad de la rodilla. ¿Y ésta valoración cuándo se puede realizar? ¿Nada más producirse la lesión también? En los siguientes días tu rodilla estará hinchada. Se habrá producido un derrame articular por el sangrado de las estructuras lesionadas y se estará dando un proceso inflamatorio, que tradicionalmente hemos demonizado cuando sin él no cicatrizaríamos. Porque aunque fuera una rotura completa de LCA que ya no pueda repararse por sí sóla, en el mismo mecanismo en el que se ha roto este ligamento con probabilidad hay más estructuras que se han lesionado aunque haya sido en un grado más leve. Otros ligamentos, o incluso el mismo hueso que del impacto forma un edema que se tiene que resolver también. Por todo esto habrá dolor, y el dolor a su vez inhibe la activación de la musculatura. No es por tanto, un contexto en el que la valoración del estado funcional vaya a ser fiable. Por ello es muy importante que el abordaje de Fisioterapia comience en este momento con una de sus fases más importantes: la Prehabilitación.

En esta fase 0 los objetivos serán normalizar el derrame, resolver el dolor, recuperar la movilidad y devolver la activación muscular. Es decir, conseguir lo que llamamos una "rodilla silenciosa" o "quiet knee". Una vez se consigue esto se hace posible volver a caminar sin muletas ni cojera, y es entonces en el momento en el que podemos hacer la evaluación funcional. El médico será el que, una vez hecho el diagnóstico estructural, te derive al fisioterapeuta para realizar este abordaje, si bien es verdad que el modelo clásico sigue a veces presente y esto no se produce. Precisamente como vas a pasar por cirugía no se le ve el sentido acudir a Fisioterapia. Los pacientes que siguen esta vía comunmente entran a quirófano con restricciones de movilidad y déficit musculares importantes que están indicados como los peores predictores de evolución después, haciendo que la recuperación sea más difícil y larga en el tiempo. Por ello, te recomendamos encarecidamente que si te ves en esta situación consultes con tu fisioterapeuta para empezar el abordaje desde esta fase que, por tiempos biológicos de cicatrización, durará alrededor de 5 semanas.

Pasado este tiempo y normalizado el proceso agudo, el fisioterapeuta podrá añadir su valoración a la del médico para una toma de decisión conjunta incluyéndote en uno de estos tres grupos de clasificación:
  1. "Coper" o "Apto": la rodilla es funcionalmente estable. En este caso no es necesaria cirugía y se debe continuar con las siguientes fases de Fisioterapia con el objetivo de optimizar la estabilización activa mediante el entrenamiento.
  2. "Non Coper" o "No apto": la rodilla no es funcionalmente estable. O también, no lo es para el grado de actividad que pueda tener ese paciente si, por ejemplo, practica deportes de contacto u otras actividades de alta demanda. En este caso la indicación es quirúrgica.
  3. "Adapter" o "Adaptado": la rodilla es funcionalmente estable para las actividades diarias pero puede que no para las deportivas o de alta demanda. Para evitar cirugía entonces, el paciente opta por abandonar este tipo de prácticas y pasa a Fisioterapia con los mismos objetivos que un "Coper".
Coper o Adpater: abordaje conservador

Si eres un Coper o Adapter,
 tienes un importante trabajo de Fisioterapia por realizar. Afortunadamente a nivel pasivo tu rodilla es estable pese a la lesión, pero debes recuperar la parte de estabilización activa que por el proceso agudo se puede haber mermado. Y para ello será necesario ejercicio prescrito por tu fisioterapeuta.

Además debes de ser muy consciente de algo. Los ligamentos tienen dos funciones: una es esta función pasiva, ser gomas que retienen y estabilizan movimientos. Pero tienen otra función activa, la de ser sensores que informan con su grado de estiramiento a tu Sistema Nervioso de la posición articular. Si lo hacen en exceso, tu cerebro recibirá la señal y mandará los músculos a ayudar. Es como si tuvieras un guardia de seguridad en la rodilla que, además de parar a los ladrones, está conectado con la policía y la avisa para que venga a ayudar .Y esta función es incluso primordial sobre la primera, puesto que si la desestabilización es muy grande hacer un guardia la guerra por su cuenta no será tan eficaz como llamar a toda una patrulla. Pues bien, a partir de ahora tienes un guardia de seguridad menos en tu rodilla. Después de tu evaluación hemos visto que con el resto que quedan se puede parar a un ladrón, pero si vienen muchos tienes un guardia que no está en su puesto para avisar. Por eso es crítico que el resto que tienes alrededor en la rodilla tengan por un lado el oído afinado, es decir: debes tener y mantener un excelente control neuromuscular.

¡Atento! En esta opción es frecuente que al vernos sin dolor y una mínima fuerza en la vida diaria después de la prehabilitación nos convezcamos de que estamos recuperados del todo y no continuemos tratamiento. Hasta el día que realizo una actividad más intensa y la probabilidad de que la rodilla te vuelva a fallar se hace grande. Y así cada vez hará falta menos. Siendo consciente de que tu proceso de recuperación debe completarse con el abordaje preciso de Fisioterapia evitarás este común bucle, sentando además las bases de una pauta de mantenimiento a añadir a tu actividad para que nunca más vuelvas a acordarte de tu rodilla. Trabajarás con los objetivos de:

Seguir favoreciendo la cicatrización del resto de estructuras y optimizar los sistemas activos para que tu rodilla vuelva a ser completamente estable


Non Coper: abordaje quirúrgico

Si eres un
Non Coper y vas a someterte a cirugía,
se abre ante tí otro abanico de posibilidades en torno a la elección de la plastia (tejido con el que se hará la reconstrucción del nuevo ligamento) en la que serás asesorado por tu médico. Como introducción, informarte de que existen dos tipos principales:

  • Los Autoinjertos, en los que el tejido provendrá de otra estructura de tu cuerpo, comunmente de los isquiotibiales o del tendón rotuliano. Son las de mejores propiedades mecánicas y mejor integración, ya que al ser tu mismo el donante no producen rechazo. Como inconveniente, el daño que se produce en la zona donante que necesitará también un abordaje específico de Fisioterapia para recuperarse. En el pasado la más utilizada era el tendón rotuliano, pero se dejó de utilizar porque dejaba como secuela una tendinopatía sobre el mismo. A día de hoy sabemos que esto es totalmente evitable si se hace un correcto abordaje de Fisioterapia después sometiendo al tendón a cargas específicas que estimulen su trofismo, ya que el tendón tiene un metabolismo muy lento y si se le daña es muy importante en este tejido estimular su cicatrización con ejercicio. Por eso la coordinación entre médico y fisioterapeuta se hace crítica si se elige esta plastia que, por cierto, es la que tiene mejores propiedades tanto en resistencia como en integración biológica ya que sus finales se prolongan con dos tapones óseos de sus inserciones en rótula y tibia. Actualmente sin embargo, y por los resultados cosechados en el pasado cuando al usar esta plastia en vez de ejercicio temprano se realizaba una inmovilización que producía la tendinopatía, la más usada actualmente es la de tendón isquiotibial. Ésta tiene como ventaja evitar el riesgo de tendinopatía, pero como desventaja que se pierde éste músculo, que es precisamente uno de los principales frenos del cajón anterior de tibia. Es decir, uno de los principales policías que ayudan al LCA. Por tanto, gran desventaja a tener también en cuenta. Como opción incipiente, la plastia del tendón cuadricipital (parte superior de la rótula) está usándose con gran auge actualmente. Evita dañar el isquiotibial, con la implicación que eso supone, y a la vez el riesgo de daño al rotuliano.
  • Los Aloinjertos, provenientes de un cadáver. Cuando se empezaron a probar se vieron como la gran alternativa para conseguir plastias sin dañar zonas donantes, y esa es su ventaja. Como inconvenientes, que como este tejido debe ser primeramente desinfectado para no transmitir enfermedades, en ese proceso sus propiedades mecánicas se merman. Su cicatrización postquirúrgica es mucho más lenta y existe riesgo de rechazo inmunitario. Por eso su tasa de rerruptura es mayor comparada con los aloinjertos y no deben ser quizá primera opción para pacientes jóvenes o activos.
Existen también opciones muy novedosas, como las plastias de tejidos sintéticos, con resultados prometedores pero a día de hoy no concluyentes. La opción a día de hoy siguen siendo los auto o aloinjertos, y es tu médico el que te asesorará en la elección de la plastia según valores como tu edad, lesiones previas, comorbilidades o tu grado de actividad. Si tienes más curiosidad por los principales inconvenientes y desventajas de cada opción, te los dejamos resumidos en la siguiente tabla:
Después de la Prehabilitación, que como has leído te recomendamos encarecidamente, llegará la cirugía. E inmediatamente después comenzarán las siguientes fases de Fisioterapia. Como en el caso de los "Copers" conviene también que seas muy consciente de algo: tu vuelves a tener guarda de seguridad, pero éste jamás volverá a estar conectado con la policía. Es decir, volverá a estar ahí para parar ladrones en su función de goma que estabiliza movimientos, pero al no reinervarse no volverá a estar conectado con tu sistema nervioso para avisar a los músculos con su sobreestiramiento de que le ayuden. Por ello, además de recuperarte de la cirugía, deberás entrenarte con tu fisioterapeuta para que el resto de sensores estén muy receptivos y tu musculatura fuerte y rápida.  Trabajarás con el con dos objetivos a la vez:

Proteger y favorecer la cicatrización de la plastia mientras recuperamos el sistema de movimiento y su estabilidad activa para que la rodilla vuelva a ser completamente estable
Cuando sufres uno de estos tipos de lesiones rodilla la Fisioterapia puede hacer mucho por ti. ¿Cómo?:

  1. Favoreciendo la cicatrización de las estructuras que te dañaste: bien sean las tuyas propias o la plastia en caso de cirugía, así como estimulando la mejora de sus propiedades mecánicas mediante la hipertrofia ligamentaria (estabilidad pasiva)
  2. Evitando el desuso sobre tu sistema de movimiento: que pueda provocar limitaciones en tu movilidad, pérdida de fuerza y de control neuromuscular. Así como recuperando el que se haya perdido de manera inevitable por el proceso agudo de derrame articular e inmovilización terapeútica (estabilidad activa)
  3. Valorando y abordando todos aquellos factores de riesgo presentes en tu caso: para hacer, junto con los dos apartados anteriores, que no vuelvas a recaer

Todos los pacientes comienzan, como explicábamos en el apartado anterior, por la fase de Prehabilitación. Una vez resuelto el derrame y con activación muscular que nos permiten realizar una correcta marcha sin cojera hemos hecho la evaluación para decidir si será necesaria la ciruguía. En el caso de:


Abordaje conservador

Si en tu caso se descarta la cirugía, queda claro a estas alturas que no por ello ya estás al 100%. Recuerda, no por no operarte has acabado ya. Al contrario, a partir de ahora tienes un guardia de seguridad menos tanto para defenderte de ladrones (estabilidad pasiva) como para dar aviso a la policía (estabilidad activa). Por ello tu recuperación activa debe ser exquisita tanto como en aquellos casos quirúrgicos. Tu tratamiento debe continuar para progresar hacia la movilidad completa si todavía mantuvieras algún déficit, el aumento de cargas en  fuerza y el entrenamiento del control neuromuscular. Desde las tareas más simples, como saltar en el sitio, a las más exigentes, como saltar desde una altura mientras que realizas un lanzamiento a canasta con los miembros superiores.
En estos son los casos en los que comentábamos que al mejorar el dolor muy frecuentemente nos damos por recuperados y volvemos a la vida diaria. Y si estos déficits de estabilización quedan sin recuperarse es cuando ocurren las frecuentes recidivas, normalmente el día que realizamos una tarea física más exigente. Sé consciente y evita que eso te ocurra. Te requerirá un entrenamiento de meses en el que, guiado por tu fisioterapeuta y comprometido con ello, conseguirás volver a tu normalidad con tu rodilla en su estado óptimo para no volver a acordarte de ella.


La base del tratamiento que te prescribirá tu fisioterapeuta es algo que no dependa de que el esté siempre presente: el ejercicio terapeutico. Y de él si depende su prescripción. Ya que debe ser un plan individualizado dependiendo de tu tipo de lesión, tiempo de evolución y estado de tu sistema de movimiento. No es como prescribir ejercicios a alguien sin lesión y no valen tablas generales de talla única. Tu serás el ejecutor, y tu fisioterapeuta el que te guiará hasta el final y tu rodilla esté fuerte y estable.

En los peores casos de abordaje conservador suele ocurrir el paciente no llega a acudir a Fisioterapia. El reposo relativo, o intuitivo, unido al paso del tiempo deja al cuerpo realizar su cicatrización. A veces de manera total con la desaparición total de dolor, a veces de manera parcial manteniendo lo que se considera "alguna leve molestia cuando hago algo de más o cambia el tiempo". Y es así como la estabilización no queda del todo recuperada. Estos son los pacientes que más riesgo de recidiva tienen, y los que suelen aparecer por fin en Fisioterapia tras varias lesiones y alguna secuela irreversible. Aunque el dolor ceda, no permitas que esa se quede ahora como "la rodilla mala", no tienes por qué ni debes conformarte con eso.

Abordaje quirúrgico

En los casos en los que sí es necesaria la cirugía, a veces se puede caer también en el error de que con algo de Fisioterapia en la primera fase hasta que estemos aptos de caminar es suficiente. Quizá complementar con un poco de gimnasio después. Para llegar al objetivo de que el estado de tu rodilla sea competente para cualquier actividad, bien camines o juegues a baloncesto, el abordaje es más complejo y largo que eso. Por ello te recomendamos que te beneficies de la Fisioterapia. Empezando desde la Prehabilitación, ya que en qué estado se entre a quirófano marca de manera critica la evolución y los resultados, hasta el final de la misma en un proceso que continuará hasta un largo plazo.

En este caso vas a volver a tener este guardia de seguridad. Pero recuerda, sólo para parar el a los ladrones porque ya nunca más volverá a tener teléfono para avisar para que le ayuden. Es decir, normalizarás la estabilidad pasiva, pero a nivel de estabilidad activa tendrás un sensor menos que detecte posiciones extremas en tu rodilla, por lo que el resto deberán estar siempre muy entrenados para evitar problemas. La recuperación se dividirá, según las guías más actuales de práctica clínica, en varias fases que tendrán como objetivo recuperarte de las consecuencias de la propia cirugía, favorecer la cicatrización y consolidación de la plastia en tu rodilla y reentrenar el sistema de estabilización activo hasta tu máximo.
  • Fase 1: con unos objetivos muy parecidos a la fase de Prehabilitación. En ella queríamos recuperarnos de los efectos agudos del mecanismo de desestabilización. En este caso, de los efectos agudos de la cirugía.
  • Fase 2: conseguida de nuevo la "rodilla silenciosa" tendrá como objetivo volver a construir masa muscular y conseguir la primera consecución del control neuromuscular.
    Fase 3:  tendrá como objetivo la consecución de las progresiones en control neuromuscular más demandantes, como los gestos explosivos y las desaceleraciones.
Y un dato muy importante de entender: la integración de la plastia en tu rodilla lleva un tiempo determinado por la biología. Es un tendón, un tejido vivo, que ha sido colocado en mitad de la rodilla y que el cuerpo va a integrar haciendo que, con el tiempo, sus tejidos acaben transformados en los de un ligamento. Éste es un proceso alucinante llamado Religamentización, y también tiene sus fases. Los fisioterapeutas las conocen para saber qué ejercicios son seguros para ti según el tiempo de evolución que llevemos desde la operación, ¿sabes por qué? Porque como decimos que la plastia nunca va a volver a estar conectada al sistema nervioso, si hicieramos algo que la dañara no te dolería. Entonces, como no nos podemos guiar por eso, necesitamos conocer el proceso para no mandarte tareas peligrosas según qué fases.

Por esto, tu recuperación estará guiada por nosotros según dos líneas: la guiada por el tiempo de cicatrización de la plastia ("Time-Based"), y la guiada por la consecución de objetivos funcionales como fuerza, control neuromuscular o la realización de tareas ("Goal-Based"). Y ambas deben ir unidas. Es decir, el simple hecho de llevar operado 6 meses no nos asegura que puedas recibir un salto sobre una pierna en buenas condiciones. Pero que puedas recibir un salto a una pierna en buenas condiciones no nos asegura que la plastia esté preparado para eso. Por ello decimos que la prescripción de ejercicio terapéutico deberá ir siempre marcada por un fisioterapeuta como profesional del ejercicio en lesiones. Y que tu debes tenerlo en cuenta para ser consciente de por qué se te dicta o una pauta u otra.

Tienes trabajo para aproximadamente un año. ¿Tanto? Si, aunque eso no quiere decir que tenga que ser diario. Especialmente en las últimas fases el tratamiento formará parte de una rutina como habitualmente puedes haber tenido la de hacer un deporte. Y eso no quiere decir tampoco que todo ese tiempo vayas a estar parado.

Todo esto además combinado en ambas opciones con algo más... ¿recuerdas?: el trabajo de los factores de riesgo para que no vuelvas a recaer. Esto puede suponer trabajar ciertas restricciones de movilidad que puedes tener en otras articulaciones, décifits musculares o reeducar tus patrones de movimiento así como supervisar, por ejemplo, el material deportivo que has venido utilizando. Este trabajo, junto a la propia recuperación de tu lesión, serán claves para tu recuperación completa y definitiva.

Todas estas lesiones pueden darse de manera aislada o combinadas. En este último caso la prescripción de ejercicio por parte de tu fisioterapeuta tendrá que tener en cuenta y combinar también más variables, por lo que mayor debe ser nuestro grado de especialización. ¡No lo dudes nunca y pone en manos de fisioterapeutas especialistas! Tu rodilla lo vale.
Aunque la vuelta al deporte se realiza en las fases finales, esta es sin embargo una de las preguntas que aquellos que lo practican realizan de las primeras. Y es una muy importante a contestar con exactitud, ya que sabemos que no sufrir recaídas es uno de nuestros objetivos finales y últimos y la vuelta al deporte es un factor que puede tener que ver mucho con ello según cómo y cuándo se realice.

Bien haya sido tu abordaje conservador o quirúrgico, para volver al deporte debes cumplir unos requisitos que deben ser objetivados. Es decir: medidos. No vale el "vete probando" como se ha podido hacer clásicamente porque en esa prueba podemos correr riesgos innecesarios. Y estos requisitos son:

  • Haber transcurrido el tiempo biológico necesario para cicatrizar las estructuras lesionadas y restaurar su umbral de tolerancia: en abordaje conservador, distendiste un ligamento. Hemos facilitado que cicatrice, lo que podemos valorar con la evolución del dolor que has notado. Pero, además, hemos hecho el correspondiente ejercicio para que se fortalezca y sea capaz así de soportar las cargas como antes.No sólo los músculos se fortalecen. Si sometemos a carga a un ligamento este se refuerza con más colágeno, y puede ser que por el proceso ya no tengas dolor pero que el ligamento haya quedado más debilitado. Por tanto ambos requisitos: cicatrización y reentreno hasta su normal capacidad de tolerancia. En el caso de abordaje quirúrgico la plastia, va a pasar por el proceso de "Religamentización", clave a tener en cuenta ya que esta plastia no va a volver a estar conectada con el Sistema Nervioso. Es decir, si hicieramos algún movimiento demasiado exigente para la fase en la que se encuentra no te produciría dolor. Esto supone que el factor tiempo hay que tenerlo en cuenta por muy bien que vayas en tu recuperación. Recuerda: así como el tiempo no tiene que suponer que tu hayas recuperado la fuerza y saltes bien, que tu hayas recuperado la fuerza y saltes bien no quiere decir que la plastia haya cicatrizado. Por ello el tiempo mínimo para volver al deporte en reconstrucciones de LCA se estima en 9 meses, siendo de 18 a 24 los idóneos donde la cicatrización es completa. 

  • Recuperación de sistema de movimiento: la estructura puede estar cicatrizada y fuerte, ¿pero cómo han quedado alrededor la movilidad, la fuerza y control neuromuscular? Estos tres parámetros deben haber quedado restaurados, ya que sin ellos no podemos funcionar de manera óptima protegiendo a la de rodilla de grandes fuerzas como las que se dan en el deporte y podemos volver a lesionarnos. Esta parte es muy importante, y se hace crítica en aquellos casos de rupturas totales de LCA en las que no va a haber cirugía. Si vamos a tener un ligamento menos (estabilidad pasiva) estos componentes que conforman la estabilidad activa van a ser mucho más protagonistas por esta situación, así que hay que entrenarlos para llevarlos a su máximo. Igualmente en casos quirúrgicos. ¿Cómo se valora esto? Tu fisioterapeuta será el encargado de realizar una evaluación en la que mida estos factores a través de test ortopédicos, mediciones de movilidad, fuerza y test de cantidad y calidad de movimiento. Estos últimos se realizan mediante test de salto y, en algunos casos, se usan aplicaciones informáticas para analizar posiciones y ángulos. Los resultados se miden en ambos miembros inferiores para tener una comparativa, y normalmente se tiene como objetivo un índice de simetría (conocido como Lower Index Symmetry) del 90% o de 100% si practicas deportes de contacto. Esto te otorgaría la condición de "Apto" por parte del fisioterapeuta. En conjunto con la misma calificación del médico y junto a tu propia elección, pasarías a realizar la vuelta progresiva al deporte o "Return to Play", en la que es importante que parte de tu entreno sea un programa de prevención específico para tu rodilla. En este "Return to Play" estás cualificado para volver al deporte aunque entendiendo que no estés a tu nivel competitivo anterior. Por eso para trabajar el rendimiento, será tu preparador físico el que te oriente para ello.
  • Estado óptimo de los factores psicosociales: es decir, estar mentalmente preparado para la vuelta. Principalmente en términos de que te sientas confiado y seguro para volver a jugar sin miedo. Y esto no se mide únicamente con tu respuesta de si o no, sino mediante ciertas escalas y cuestionarios que tu médico o fisioterapeuta te pedirá que rellenes para medir así de forma objetiva.

  • Trabajo de factores de riesgo: como te explicábamos en apartados anteriores, volver a tu nivel prelesión no es suficiente. Porque con ese nivel te lesionaste. Tu fisioterapeuta evaluará además tus factores de riesgo, como restricciones de movilidad en todo el miembro inferior o debilidades musculares, que pueden haberte hecho propenso a que esto te ocurriera. Es como llevar décimos para un sorteo, queremos que vuelvas al deporte sin ellos.


Ten presente que estos tiempos son aproximados dependiendo el tipo que deporte que realices, ya que no es lo mismo correr que jugar a fútbol, y de tus posibilidades de poder realizar el tratamiento según tu agenda. No es lo mismo un deportista profesional que tiene dedicación completa a si tu además tienes un trabajo y obligaciones familiares. Y para ello tu fisioterapeuta te propondrá un plan que sea factible en tu situación. 
Por eso recuerda:  el éxito no es volver pronto: es volver bien.

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