TODO LO QUE NECESITAS SABER SOBRE
LESIÓN DE MENISCO

Puede que ocurriera, como es frecuente, haciendo deporte. O puede que no, porque no lo es menos que ocurra en el trabajo. "Se me fue la rodilla al saltar de la furgoneta", "me resbalé sobre el suelo todavía mojado" o "se me enganchó el pie con un palé y giré". Sea como fuere y en todo caso, lo que te ha ocurrido ha sido que ha habido un movimiento descontrolado que ha desestabilizado tu rodilla llevándola a unos grados de movilidad superiores a los suyos naturales, y eso ha puesto sus estructuras en una tensión excesiva que las ha lesionado. Exactamente lo mismo que ocurre en el conocido esguince de tobillo pero en la rodilla, una articulación con otras características anatómicas.

Por ello, cuando ha ocurrido un mecanismo así, es necesario realizar un correcto diagnóstico para averiguar cuáles de sus estructuras se han visto afectadas, ya que dependiendo de cuáles sean el abordaje terapeutico que necesites será diferente. Este diagnóstico se realiza mediante test ortopédicos y pruebas de imagen, y no puede ser realizado únicamente mediante éstas últimas. ¿Por qué? Por un lado, porque aunque actualmente contamos con pruebas de alta definición como la resonancia magnética, estas imágenes necesitan ser interpretadas por un profesional y, por tanto, existe un componente subjetivo. No son fotografías sino cuadros abstractos, y por ello esta interpretación puede diferir entre observadores. Y, por otro, porque estas imágenes no nos informan del grado de competencia funcional de estas estructuras. Es decir, de cómo continuan o no estabilizando la articulación después de ocurrir la lesión.

En tu caso has lesionado alguno de los meniscos. Éstos son dos fibrocartílados en forma de "C" que calzan la unión entre el fémur y la tibia. Por ello Ésta es una de sus funciones y la más olvidada: son estabilizadores pasivos de la articulación al mismo nivel que los ligamentos. Y, además, tienen otras funciones muy importantes también con las que más comunmente se les identifica: reparten y amortiguan cargas, siendo protectores del cartílago articular. Pero ahí no queda todo: además tienen receptores propioceptivos. Es decir, receptores de la posición de tu rodilla para avisar a tu Sistema Nervioso  en caso de movimiento descontrolado para que actue a tiempo, por lo que también son parte de los estabilizadores activos. Como ves, son estructuras polivalentes con muchas funciones dentro de la rodilla.
Los meniscos se pueden lesionar como describimos en mecanismos de desestabilización, pero también de manera degenerativa en mayores de 50 años aproximadamente.  El interno suele ser el más frecuentemente afectado y, más concretamente, su cuerno posterior puesto que es la parte menos móvil que con más facilidad queda atrapada.  Existen tres tipos principales de lesión en esta estructura:
  • Verticales: rotura estable en el plano anteroposterior. Si evoluciona puede dar lugar a un "asa de cubo", un pedazo del menisco que se desplaza, y esto a su vez a bloqueos articulares y lesiones condrales.
  • Radiales: rotura estable en el plano frontal. Si evoluciona puede dar lugar a un "pico de loro", un pedazo que se desplaza, y esto a su vez a bloqueos articulares y lesiones condrales.
  • Horizontales: rotura estable en el plano transversal. Si evoluciona puede dar lugar a un "flap", o pedazo que se desplaza, y esto a su vez a bloqueos articulares y lesiones condrales
Así que, conociendo esto, aquí empieza tu recuperación con dos objetivos principales:

Reparar las estructuras lesionadas y que tu rodilla vuelva a ser estable
Puede que no te preguntes esto porque lo achaques a la casualidad, la mala suerte o a la genética. Pero hay algo que debes conocer: igual que si tienes muchas papeletas para un sorteo tienes muchas probabilidades de que te toque, en las lesiones de rodilla hay unas papeletas que se llaman los factores de riesgo. Es decir, ciertas características de tu cuerpo o del entorno que pueden hacer también que tengas muchas probabilidades de lesionarte (o incluso de volverte a lesionar una y otra vez). Algunos factores de riesgo no son modificables y otros sí.

¿Y por qué debes conocerlos? Para ser consciente de que en tu programa de recuperación el trabajo de aquellos factores de riesgo presentes en tu caso y que sean modificables debe ser incluído. Si no, el tratamiento será incompleto y volverás a tu actividad habitual con las mismas probabilidades de que puedas volver a sufrir una desestabilización, e incluso aumentadas, porque se suma ahora un nuevo factor de riesgo: la lesión previa. Es por ello que debes tener en cuenta que:

Volver a tu nivel prelesión no es suficiente ni el objetivo

Lo peor de lesionarte una rodilla es volver a lesionarte. Frecuentemente las personas que han sufrido una primera lesión vuelven a tener una recidiva, metiéndose en un bucle tortuoso de nefastas consecuencias. Por ello debes conocer que se puede y se debe trabajar para que esto sea evitable. Primero recuperándote de las consecuencias de tu lesión, y luego yendo a las causas: los factores de riesgo. Te mostramos algunos de los modificables más importantes a valorar:

ANATÓMICOS:
  • Ligamento pequeño: un LCA pequeño en relación al índice de masa corporal supone riesgo al no estar éste en proporción a las fuerzas que tiene que estabilizar. En principio puede parecer un factor no modificable, pero dado que los ligamentos se hipertrofian o atrofian al igual que los músculos según la carga a la que se les someta, este es un factor modificable. Por ello, podría denominarse mejormente "adaptación no progresiva al ejercicio". Una práctica de actividad física progresiva y el entrenamiento adecuado reduce este factor de riesgo.
  • Obesidad: de la misma manera, si no es el ligamento pequeño sino grande el peso que tiene que soportar se vuelve a crear esta desproporción. El sobrepeso hace que las fuerzas de desestabilización que tiene que soportar tu rodilla aumenten, y es por ello también un factor de riesgo. También para muchos otros aspectos de tu salud y es, por supuesto, modificable.
BIOMECÁNICOS
  • Flexión dorsal tobillo: cuando la movilidad de alguna de las partes del eje del miembro inferior se restringe, a las otras les toca trabajar más para compensar. Y la rodilla, por su situación de pivote intermedio en este eje, es la ayudante por excelencia. Es por ello que es la que se suele lesionar más frecuentemente. Lesiones previas como esguinces, inmovilizaciones con escayolas o el uso mantenido de calzado con mucha elevación de talón como los tacones pueden provocar rigidez en esta movilidad del tobillo que es la que nos permite, por ejemplo, agacharnos. Si esto se produce, en gestos explosivos como recibir un salto esta movilidad puede agotarse demasiado pronto y la rodilla ir a compensar colapsando en un movimiento exagerado hacia dentro, llamado valgo, que la lesione.
  • Movilidad cadera: de la misma manera, la limitación de la movilidad de la cadera supone las mismas consecuencias para la rodilla. A tener en cuenta si sufres un proceso de pubalgia, lesiones de tipo PINCER/CAM o etc.
NEUROMUSCULARES

  • Baja activación de abductores de cadera: cuanto esta musculatura, que encuadra principalmente a los glúteos, tiene esta baja activación, el eje del miembro inferior puede desplazarse hacia dentro en el famoso colapso en valgo que desestabilice la rodilla. Este patrón de activación es natural en mujeres, por lo que requieren entrenamiento específico, o en cualquier persona que por desequilibrios, desuso o lesiones previas hayan podido sufrir una inhibición de esta musculatura.
  • Desequilibrio del ratio cuádriceps/isquiotibial: estos dos grupos musculares son antagonistas, es decir, realizan acciones opuestas. El cuádriceps produce una translación anterior de la tibia que tensa el LCA, y los isquiotibiales una posterior que lo relaja. Cuando no existe equilibrio entre ambos grupos y el cuádriceps toma protagonismo, esa translación anterior se puede descontrolar suponiendo un factor de riesgo para el LCA. Esto ocurre, de nuevo, de manera natural en mujeres. Pero puede ocurrir también en individuos cuyo grupo isquiotibial se haya atrofiado por lesiones musculares repetidas, como se dan en el caso del fútbol y en otros deportes con aceleraciones explosivas.
  • Aterrizaje con poca flexión de cadera o rodilla: lo que podríamos explicar como aterrizar muy vertical, también llamado "aterrizaje rígido". En este patrón de movimiento la rodilla está cerca de su extensión final, y eso hace que sus ligamentos estén en su máxima tensión. Es por ello que si en este tipo de aterrizajes ocurre un movimiento descontrolado, el margen para llegar a una tensión que lesione sea muy pequeño. Además, al no doblar la cadera el centro de masas no se alinea con ella haciendo que soporte aun más carga.
MATERIAL DEPORTIVO

  • Calzado: altos niveles de fricción entre el calzado y la superficie de juego hacen que aumente el papel del pie como punto fijo en el suelo y, si el pie ve limitada su movilidad como ocurría en los factores biomecánicos, allí va la rodilla a compensar. Se me quedan los tacos clavados, hago un giro y el pie no se mueve, compensa la rodilla. Longitud inadecuada de los tacos, normalmente demasiado largos para la dureza de la superficie, puede aumentar el riesgo de lesiones. Por ello se recomienda un uso apropiado del material, con multitaco o taco pequeño y redondeado en superficies duras como césped artificial y más largos en blandas como el natural.
  • Terreno de juego: de la misma manera, las condiciones del terreno de juego pueden aumentar también este nivel de fricción. Mal regado de campos artificiales que aumentela fricción o un charco de humedad en la pista del pabellón. Mantener instalaciones en condiciones óptimas se hace indispensable para no añadir riesgo de lesiones.
Muchos de estos factores, como hemos señalado, y otros no modificables como son los de tipo anatómico y hormonal afectan más directamente al género femenino. No es de extrañar, por tanto, que las mujeres tengan de 2 a 8 veces más de riesgo que los hombres a la hora de sufrir lesiones de rodilla. Es por ello que si en cualquier caso la valoración y abordaje de factores de riesgo y los programas preventivos en el deporte son importantes, en el caso de la mujer son imprescindibles. El merecido auge del deporte femenino no será real sino se ve acompañado del mismo auge en estos abordajes a la mujer deportista.

Como has podido leer, no es todo una cuestión de mala suerte. Hay mucho trabajo detrás por hacer que se une al trabajo de la ya producida lesión, y que debes hacer para no sólo recuperarte (consecuencias) sino nunca volver a caer (causas). Ser consciente de esto es el primer paso para no meterse en el bucle temido de la relesión, y será tu fisioterapeuta el que valore estos factores y te indique la pauta para trabajarlos.
Cuando se produce esta lesión, el menisco tiene capacidad de cicatrización dependiendo de la zona en la que ocurra. ¿Por qué? Porque no todas sus zonas están vascularizadas y reciben, por tanto, flujo sanguíneo.  Si véramos el menisco de frente con el la foto, el menisco está vascularizado totalmente es su tercio externo (lo que llamamos zona roja-roja o RR), parcialmente en el tercio intermedio (zona roja-blanca o RW) y no tiene irrigación en su tercio más interno cuya estructura se asemeja mucho al cartílago (zona blanca o WW). También influirán otros factores como tu edad o tu estado metabólico. Pero por esta característica lo primero a tener en cuenta es: qué tipo de rotura meniscal es (estable o inestable), en qué tercio del menisco de encuentra y si está produciendo síntomas como dolor o bloqueo articular.
Todo esto no puede valorarse según producida la lesión ya que tu rodilla estará hinchada, lo que puede confudir esta evaluación. Será necesaria una primera fase de Prehabilitación para resolver el derrame, dolor y posibles alteraciones de movilidad y fuerza. Y entonces, será el médico el que decidirá por una opción conservadora o quirúrgica según como explicábamos: el tipo de lesión , ya que no es lo mismo una estable que una inestable que puede producir e bloqueos articulares, la zona donde se situe por su vascularización y correspondiente posibilidad de cicatrización, y la síntomatología que tengas.

Opción conservadora

Si el tipo de rotura que has tenido es estable y el dolor se va resolviendo, con probabilidad el abordaje será conservador. Por ello continuarás en Fisioterapia para progresar en las siguientes fases con el objetivo de seguir favoreciendo la cicatrización del menisco (estabilidad pasiva) y de reentrenar tu sistema de movimiento para que tu rodilla vuelva a ser estable (estabilidad activa).

Opción quirúrgica

Si, sin embargo, el tipo de rotura que has tenido es inestable produciéndote bloqueos articulares o dolor intenso, con probabilidad el abordaje será quirúrgico. Y, en este caso, pueden darse dos tipos de intervenciones quirúrgicas:

  • Menistectomía: que consiste en retirar el trozo de menisco que se ha desprendido. De realizarse, se intenta retirar la mínima parte afectada dejando la mayor parte intacta posible.
  • Sutura meniscal: que consiste en coser la lesión para que posibilitar que cicatrice. Para que se pueda realizar una sutura, la lesión debe estar localizada en los tercios externo e intermedio que están vascularizados (zonas RR y RW). De ser posible, esta técnica siempre va a ser preferible ya que va a permitir que mantengas por completo tu menisco y pueda seguir realizando tanto sus funciones condroprotectoras como estabilizadoras en tu rodilla. De ser en la zona interna esta técnica no tendría sentido ya que al no haber irrigación la cicatrización no es posible excepto en niños, donde la sutura se realiza con predilección independientemente de la zona.


Tanto en caso conservador como quirúrgico tendremos posteriormente indicado tratamiento de Fisioterapia. Aunque con abordajes muy distintos según sera menistectomía o sutura, los objetivos serán comunes:

Proteger y favorecer la cicatrización del menisco mientras recuperamos la movilidad, fuerza y control neuromuscular del sistema de movimiento
Cuando sufres uno de estos tipos de lesiones rodilla la Fisioterapia puede hacer mucho por ti. ¿Cómo?:

  1. Favoreciendo la cicatrización de las estructuras que te dañaste: bien sean las tuyas propias o la plastia en caso de cirugía, así como estimulando la mejora de sus propiedades mecánicas mediante la hipertrofia ligamentaria (estabilidad pasiva)
  2. Evitando el desuso sobre tu sistema de movimiento: que pueda provocar limitaciones en tu movilidad, pérdida de fuerza y de control neuromuscular. Así como recuperando el que se haya perdido de manera inevitable por el proceso agudo de derrame articular e inmovilización terapeútica (estabilidad activa)
  3. Valorando y abordando todos aquellos factores de riesgo presentes en tu caso: para hacer, junto con los dos apartados anteriores, que no vuelvas a recaer

Todos los pacientes comienzan, como explicábamos en el apartado anterior, por la fase de Prehabilitación. Una vez resuelto el derrame y con activación muscular que nos permiten realizar una correcta marcha sin cojera hemos hecho la evaluación para decidir si será necesaria la ciruguía. En el caso de:


Abordaje conservador

Si en tu caso se descarta la cirugía, tienes que ser consciente de que no por eso significa que estés al 100%. Recuerda, no por no operarte has acabado ya. Al contrario, a partir de ahora tu objetivo es favorecer la cicatrización de tu menisco y, además, recuperar la estabilidad activa de tu rodilla. Al haberse producido la lesión hubo un derrame, dolor y desuso. Si esto no se reentrena, la probabilidad es que al quedar todo este sistema mermado puedas volver a lesionarte la próxima vez que pongas la rodilla a prueba. Por ello tu recuperación activa debe ser exquisita tanto como en aquellos casos quirúrgicos. Tu tratamiento debe continuar para progresar hacia la movilidad completa si todavía mantuvieras algún déficit, el aumento de cargas en fuerza y el entrenamiento del control neuromuscular. Desde las tareas más simples, como saltar en el sitio, a las más exigentes, como saltar desde una altura mientras que realizas un lanzamiento a canasta con los miembros superiores.

En muchos casos puede ocurrir que la lesión sobre el menisco no cicatrice pero, de no provocar dolor será ésta una buena evolución y el objetivo prioritario será recuperar la estabilización activa al máximo para proteger a esta estructura y a todas las de la rodilla de un nuevo capítulo.
Abordaje quirúrgico

En los casos en los que sí es necesaria la cirugía,
 a veces se puede caer también en el error de que con algo de Fisioterapia en la primera fase hasta que estemos aptos de caminar es suficiente. Quizá complementar con un poco de gimnasio después. Para llegar al objetivo de que el estado de tu rodilla sea optimo, bien camines o juegues a baloncesto, el abordaje es más complejo y largo que eso. Por ello te recomendamos que te beneficies de la Fisioterapia. Empezando desde la Prehabilitación, ya que en qué estado se entre a quirófano marca de manera critica la evolución y los resultados, hasta el final de la misma en un proceso que continuará hasta un largo plazo.

En estos casos el abordaje de Fisioterapia será distinto dependiendo de si se realiza una menistectomía o una sutura:
  • En caso de menistectomía, después de la operació la Fisioterapia tendrá como objetivo en una primera fase recuperarte de los efectos agudos de la cirugía: derrame, dolor, inhibición muscular, limitación de la movilidad y etc. Es decir, conseguir lo que llamamos una "rodilla silenciosa" que te permita caminar de manera normal y sin la ayuda de muletas. En una segunda fase, el objetivo es trabajar los mecanismos de estabilización activos para recuperar tu rodilla. En este caso, la recuperación suele ser más rápida ya que, al ser extraído un trozo de menisco, no hay ningún estructura a la que debamos proteger para cicatrice. Pero deberás ser consciente que es muy importante que tu estabilización activa quede bien recuperada ya que, al haber sido extirpado ese trozo, la estabilización pasiva va a verse mermada.Ya no estará para calzar a tibia y fémur. Mediante el plan guiado por tu fisioterapeuta conseguirás estos objetivos.
  • En el caso de sutura meniscal, tu recuperación va a ser más lenta. Pero eso no debe de entristecerte sino todo lo contrario, vale mucho la pena a cambio de que haya sido posible coser y mantener tu menisco intacto. Por ello en este caso si que hay una estructura a la que debemos proteger mientras a la vez favorecemos que cicatrice, y en el caso de la sutura debemos de guardar directrices muy específicas. La Fisioterapia puede comenzar inmediatamente después de la operación con los objetivos de conseguir recuperarte del derrame agudo de la cirugía, mantener tu movilidad y tu fuerza. Dependiendo de la localización y tamaño de la sutura será tu médico quien dictamine cuanto tiempo debes estar sin apoyar el pie para cargar peso. En la posterior progresión hacia recuperar y entrenar tu estabilidad activa, tu fisioterapeuta te indicará el plan de ejercicio terapeutico específico pues existen restricciones en cuanto a los grados de flexión en carga que podrás ir realizando, así cómo determinados ejercicios de fuerza que hay que prescribir de una manera muy concreta para no poner en riesgo la sutura. La progresión en estos ejercicios será clave para recuperarte sin correr riesgos, y con ella sin duda llegarás a recuperar tu estabilización activa habiendo podido mantener el cien por cien de la pasiva y conservando tu rodilla en su estado más óptimo.
Y como en los apartados anteriores, precaución, porque estos son los frecuentes casos en los que al mejorar el dolor nos damos por recuperados y volvemos a la vida diaria. Y si estos déficits de estabilización quedan sin recuperarse es cuando ocurren las frecuentes recidivas, normalmente el día que realizamos una tarea física más exigente. Sé consciente y evita que eso te ocurra. Te requerirá un entrenamiento basado en el ejercicio terapéutico de meses en el que, guiado por tu fisioterapeuta y comprometido con ello, conseguirás volver a tu normalidad con tu rodilla en su estado óptimo para no volver a acordarte de ella. 

En ambos casos, en este largo plazo no se espera una asistencia a consulta diaria como pueda darse en el inicio. ¿Sabes por qué? Porque la base del tratamiento que te prescribirá tu fisioterapeuta es algo que no dependa de que el esté siempre presente: el ejercicio terapeutico. Y de él si depende su prescripción. Ya que debe ser un plan individualizado dependiendo de tu tipo de lesión, tiempo de evolución y estado de tu sistema de movimiento. No es como prescribir ejercicios a alguien sin lesión y no valen tablas generales de talla única. Tu serás el ejecutor, y tu fisioterapeuta el que te guiará hasta el final y tu rodilla esté fuerte y estable.
Todo esto combinado con algo más... ¿recuerdas?: el trabajo de los factores de riesgo para que no vuelvas a recaer. Esto puede suponer trabajar ciertas restricciones de movilidad que puedes tener en otras articulaciones, décifit musculares o reeducar tus patrones de movimiento así como supervisar, por ejemplo, el material deportivo que has venido utilizando. Este trabajo, junto a la propia recuperación de tu lesión, serán claves para tu recuperación completa y definitiva.

Todas estas lesiones pueden darse de manera aislada o combinadas. En este último caso la prescripción de ejercicio por parte de tu fisioterapeuta tendrá que tener en cuenta y combinar también más variables, por lo que mayor debe ser nuestro grado de especialización. ¡No lo dudes nunca y pone en manos de fisioterapeutas especialistas! Tu rodilla lo vale.
Aunque la vuelta al deporte se realiza en las fases finales, esta es sin embargo una de las preguntas que aquellos que lo practican realizan de las primeras. Y es una muy importante a contestar con exactitud, ya que sabemos que no sufrir recaídas es uno de nuestros objetivos finales y últimos y la vuelta al deporte es un factor que puede tener que ver mucho con ello según cómo y cuándo se realice.

Bien haya sido tu abordaje conservador o quirúrgico, para volver al deporte debes cumplir unos requisitos que deben ser objetivados. Es decir: medidos. No vale el "vete probando" como se ha podido hacer clásicamente porque en esa prueba podemos correr riesgos innecesarios. Y estos requisitos son:

  • Haber transcurrido el tiempo biológico necesario para cicatrizar las estructuras lesionadas y restaurar su umbral de tolerancia: en abordaje conservador, hiciste una rotura que con el tiempo puede haber cicatrizado o no, pero que no te da dolor y es estable.  En el caso de abordaje quirúrgico, si se ha realizado una menistectomía la rodilla tiene que cicatrizar del trauma quirúrgico y, en el caso de sutura se tiene que producir la cicatrización de los extremos que se han unido para no estropearlo de nuevo . Esto supone que el factor tiempo hay que tenerlo en cuenta por muy bien que vayas en tu recuperación. Tienes que ser consciente de que así como el tiempo no tiene que suponer que tu hayas recuperado la fuerza y saltes bien, que tu hayas recuperado la fuerza y saltes bien no quiere decir que la plastia haya cicatrizado. Por ello el tiempo mínimo para volver al deporte en menistectomía puede ser de dos a tres meses, y en suturas meniscales podríamos estar hablando de 4 a 8 meses según tipo de sutura y exigencia de la actividad deportiva o laboral.

  • Recuperación de sistema de movimiento: la estructura puede estar cicatrizada, ¿pero cómo han quedado alrededor la movilidad, la fuerza y control neuromuscular? Estos tres parámetros deben haber quedado restaurados, ya que sin ellos no podemos funcionar de manera óptima protegiendo a la de rodilla de grandes fuerzas como las que se dan en el deporte y podemos volver a lesionarnos. Esta parte es muy importante, y se hace crítica en aquellos casos como la menistectomía ya que en ellos la estabilidad pasiva ha quedado disminuída por la extracción de una parte del menisco, así que hay que entrenarlos la activa para llevarla su máximo. ¿Cómo se valora esto? Tu fisioterapeuta será el encargado de realizar una evaluación en la que mida estos factores a través de test ortopédicos, mediciones de movilidad, fuerza y test de cantidad y calidad de movimiento. Estos últimos se realizan mediante test de salto y, en algunos casos, se usan aplicaciones informáticas para analizar posiciones y ángulos. Los resultados se miden en ambos miembros inferiores para tener una comparativa, y normalmente se tiene como objetivo un índice de simetría (conocido como Lower Index Symmetry) del 90% o de 100% si practicas deportes de contacto. Esto te otorgaría la condición de "Apto" por parte del fisioterapeuta. En conjunto con la misma calificación del médico y junto a tu propia elección, pasarías a realizar la vuelta progresiva al deporte o "Return to Play", en la que es importante que parte de tu entreno sea un programa de prevención específico para tu rodilla. En este "Return to Play" estás cualificado para volver al deporte aunque entendiendo que no estés a tu nivel competitivo anterior. Por eso para trabajar el rendimiento, será tu preparador físico el que te oriente para ello.
  • Estado óptimo de los factores psicosociales: es decir, estar mentalmente preparado para la vuelta. Principalmente en términos de que te sientas confiado y seguro para volver a jugar sin miedo. Y esto no se mide únicamente con tu respuesta de si o no, sino mediante ciertas escalas y cuestionarios que tu médico o fisioterapeuta te pedirá que rellenes para medir así de forma objetiva.

  • Trabajo de factores de riesgo: como te explicábamos en apartados anteriores, volver a tu nivel prelesión no es suficiente. Porque con ese nivel te lesionaste. Tu fisioterapeuta evaluará además tus factores de riesgo, como restricciones de movilidad en todo el miembro inferior o debilidades musculares, que pueden haberte hecho propenso a que esto te ocurriera. Es como llevar décimos para un sorteo, queremos que vuelvas al deporte sin ellos.


Ten presente que estos tiempos son aproximados dependiendo el tipo que deporte que realices, ya que no es lo mismo correr que jugar a fútbol, y de tus posibilidades de poder realizar el tratamiento según tu agenda. No es lo mismo un deportista profesional que tiene dedicación completa a si tu además tienes un trabajo y obligaciones familiares. Y para ello tu fisioterapeuta te propondrá un plan que sea factible en tu situación.
Por eso recuerda:  el éxito no es volver pronto: es volver bien.


¿DUDAS? TE RESPONDEMOS
Knee Spain, como Responsable del Tratamiento de sus datos personales en cumplimiento de la Ley Orgánica de Protección de Datos Personales y Garantía de los Derechos Digitales y el Reglamento General de Protección de Datos, le informa, de manera explícita e inequívoca, que se va a proceder al tratamiento de sus datos de carácter personal obtenidos del “propio usuario a través del formulario web”, para el tratamiento “Gestión de Consultas y Dudas”. Este tratamiento de datos de carácter personal se encuentra incluido en el Registro de Datos Personales de Knee Spain. La categoría de los datos de carácter personal que se tratan son únicamente “Datos identificativos (nombre, correo electrónico…) y todos aquellos aportados por el usuario en el campo mensaje”. Puede ejercitar sus derechos de Acceso, Rectificación, Supresión, Portabilidad de sus datos, la Limitación u Oposición a su tratamiento ante el Delegado de Protección de Datos, dirigiendo una comunicación al correo info@kneespain.es Para más información sobre el tratamiento de los datos de carácter personal pulse el siguiente enlace:  https://kneespain.es/privacidad